miércoles, 17 de septiembre de 2008

Contradanza


Compañia Contradanza
*
Fotografía: Humberto Caballero

*

EN UNA DE ESAS TARDES

*

En una de esas tardes

sin más pintura que la de mis ojos,

te desnudé

y el viaje de mis manos y mis labios

llenó todo tu cuerpo de rocío.

*


Aquel mundo amanecido por la tarde,

con tantos episodios sin historias,

fue silenciosamente abanderado

y seguido por pueblos de ansiedades.

*


Entre tu ombligo y sus alrededores

sonreían los ojos de mis labios

y tu cadera,

esfera en dos mitades,

alegró los momentos de agonía

en que mi vida huyó para tu vida.

*


Estamos tan presentes,

que el pasado no cuenta sin ser visto.

No somos lo escondido;

en el torrente de la vida estamos.

*


Tu cuerpo es lo desnudo que hay en mí

toda el agua que va rumbo a tus cántaros.

Tu nombre, tu alegría…

Nadie lo sabe;

ni tú misma a solas.

*


Carlos Pellicer



martes, 9 de septiembre de 2008

Tania Pérez-Salas

Bailarina: Tania Pérez-Salas

Fotografía: Humberto Caballero
*


Te quiero a las diez de la mañana



Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,

y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y

con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.


Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me

pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la

comida o en el trabajo diario, o en las diversiones

que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con

la mitad del odio que guardo para mí.


Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y

siento que estás hecha para mí, que de algún modo

me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos

me convencen de ello, y que no hay otro lugar en

donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu

cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y

los dos desaparecemos un instante, nos metemos

en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo

hambre o sueño. Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.



Y hay días también, hay horas, en que no

te conozco, en que me eres ajena como la mujerde otro.

Me preocupan los hombres, me preocupo

yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense

en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién

podría quererte menos que yo amor mío?

Jaime Sabines